LA ESCUELA IDEAL
LA ESCUELA IDEAL
Cuando preguntamos ¿Cómo
sería la escuela ideal?, los ponentes manifestaron diferentes características
que tenían mucha relación. Entre sus diversas particularidades se puede
destacar la infraestructura, materiales didácticos, condiciones del aula,
metodología que utilice el docente entre otros.
Para empezar a describir
nuestra escuela ideal, es imprescindible abordar desde su infraestructura. La
escuela debería tener espacios abiertos, zonas de recreación, de estudio; sus
aulas deben estar debidamente equipadas, deberían tener espacios o rincones de
trabajo en el cual se pueda realizar diferentes actividades, de tal manera que
se sientan como en “su hogar” como propone Encarna Soto, con ello se pretende
establecer a sus estudiantes en grupos de trabajo y no en forma de hilera, además
compartimos firmemente la opción de que los niños no se tengan que dividir por
edades de manera estandarizada sino más bien proponer una división de edades
por ciclos, por ejemplo de tres a seis, de seis a nueve y de nueve a doce, para
aprovechar el aprendizaje cooperativo.
Ahora el diseño didáctico
que utilizaremos es el aprendizaje basado en problemas como lo propone Manolo Fernández,
que hay elementos que son claves para generar aprendizaje de calidad, de cómo
lo vamos a trabajar, haciendo que los aprendizajes se generen en el entorno,
acercarles a la realidad de forma permanente, con materiales que sean palpables,
que puedan tocar sentir oler, en las
distintas áreas de trabajo, además Noelia Alcaráz, nos dice que la finalidad el
para qué vamos a trabajar, en nuestras manos está en dar sentido el para que
sirve todos los aprendizajes, o sea correlacionar los aprendizajes con
situaciones de la vida cotidiana, muy
importante dejar la mecanización como método de generar conocimientos y
contraponer esta situación.
Nuestra Aula ...
Nuestra Aula ...
Nuestra opinión sobre la
escuela ideal, es la posibilidad de que esta sea posible dejando de ser una
utopía y para nada tomar forma de quimera, en realidad el verdadero cambio lo
propondremos nosotros como futuros docentes. Llevando a cabo nuestra formación
de manera integral y de calidad, transportando a la práctica, la teoría y
reflexionando sobre lo que aprendemos y enseñamos, siendo proactivos y de mente
muy abierta, siendo los primeros en ir experimentando en nuestras zonas de
desarrollo próximo, siendo ejemplo de vida para nuestros estudiantes. De este modo
lograremos personas con criterio propio, con una inteligencia emocional
positiva, por ende una sociedad más justa y productiva.
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